FRONTERA SUR

De pie frente al sol y las estrellas, de Edmundo Herrera

(Renaico, 1929)






Voy contigo, guerrillero Palestino, junto al combate y los sueños;
buscamos a los malvados y su estrella de la muerte.
Mi corazón de volcán te saluda, libre como el viento del desierto.
La muerte será vida debajo de bombas y misiles.
Iremos al Jordán, Gaza y Jerusalén
con cantos y fusiles.
Gassan Kanafani y Mauin Basisu son mis camaradas
del fuego; un día nos abrazamos en Berlín, Beirut,
Túnez y Moscú; otra vez por Sofía y Los Balcanes
compartimos ternuras y banderas.
La Libertad no muere, la poesía no muere,
viven para siempre en el corazón del hombre.
Espigas rebeldes se levantan al cielo, rojas,
igual a sangre que cae en pueblos y poblaciones;
de árbol en árbol iremos; entre el humo y la niebla, iremos.
Nos espera la Libertad con la sonrisa azul
del hombre libre.
La lengua es dinamita, pólvora, látigo para invasores.
Palestina vive, vivirá con hombres y mujeres, niños y ancianos.
Nos duelen exilios y destierros, a veces estamos lejos,
pero muy cerca te amamos, Palestina.
Las viejas piedras conocen nuestros cantos;
no moriremos en la muerte, viviremos por ti, Palestina,
otras vidas.
Un día no lejano, vendrá la luz a estas horas oscuras
que vamos construyendo por el mundo.
Nos esperan perfumes en alguna casa oculta
de callejuelas clandestinas.
Florecerán buganvillas rojas al lado de puertas y ternuras.
Construiremos anillos y plazas populares. La Primavera
nos verá bebiendo un vino a medianoche.
Volverán a sonar campanas en escuelas
y la tarde traerá secretos de montañas. Clarines
subterráneos anunciarán el nuevo día.
Derrotaremos sombras, se llenará de luz la vida,
y el mar entregará corales suntuosos. Iremos
con labriegos y arados por puentes y caminos; rojas
serán de nuevo las naranjas. El fuego nos espera, camaradas;
hoy la lluvia está aquí, esperando la partida,
lámparas alumbran la jornada. Algún día
vendrá la Primavera con vestido nuevo. Mi abuelo
va conmigo a Palestina, entramos a bosques y praderas,
sembramos la esperanza, abrimos el sol
mañanas y mediodías.
Somos la llamarada que no muere.
Palestina, tu sello va en mi carne,
tatuado a lentos hierros y dolores, en calles y mercados
va conmigo tu mariposa verde.
Iremos por Ledd, Galilea y Ramla.
Nuestra sombra es tempestad.
Arriba, Palestina, buscaremos el negro corazón
de los malvados;
Arriba, Palestina, arriba los clarines.
De pie frente al sol y las estrellas,
iremos al combate por la vida
.






En
http://www.palestinalibre.org/




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