FRONTERA SUR

A boca de harro, de Carlos Trujillo

(Castro, 1950)





Más Calderones no hay que aquel gran Peyo
que hiciera del teatro poesía,
por más que algunas bocas de sandía
confundan quilineja con cabello.


Los calderones de hoy llevan un sello
que a otro harrón marco con gran porfía,
harrita que no sabe de agua fría
y si sale de allí no da resuello.



Se acalderona el arte y la escritura,
se aletran negramente los calderos.
En un mundo de paras y de peros



desesperan las crónicas sin cura.
Son hartos y calderos alabados
y en su propia negrura perdonados.









En Revista Cyber Humanitatis, nº15, año 2000



No hay comentarios: