FRONTERA SUR

Condenadora, de Eugenia Toledo-Keyser

(Temuco, 1945)









La hiedra sube por la chimenea de la casa
y la ahoga entre sus brazos.

La jaula, aunque de barrotes dorados,
le puso un tajo en la garganta.

Se paseaba airoso con su túnica de colores
y tenía los pies atados con cadenas.

Las barras le aprisionaron la cabeza,
fue la víctima de los caprichos de una mujer.

Los presos fueron humillados ayer
en una pequeña fiesta.

La amazona sacó fotografias en pose
cuerpos desnudos cabezas cubiertas.

Una crisálida aprisionada en su capullo,
piensa qué le deparará el futuro.

Imposible mantener un picaflor en la mano
y verlo palpitar mil veces seguidas.

Es igual a un corazón depositado en el altar
muriendo ante el mismo centinela.

Y tú, ¿crees en milagros?

¿Sabes quién será el próximo?
El próximo serás tú.










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