
que ocultar, somos secretos
cuando hablamos.
            Las orejas
bien abiertas y los dientes
asomados, en señal
de confianza.
            Allanamos
las cuestiones, los caminos
con cautela.
            Nuestra charla
lleva voces camufladas
que en el humo las narices
no disciernen.
            Encontramos
el fracaso, donde todos
los demás han fracasado.
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