Las bandurrias de noche son huilliches.
Entonces, no limitan. Entonces, arden.
Las bandurrias de noche son esos hombres. Entonces, no limitan.
Arden sus sombras en una sola hoguera
Arden sus lamentos y toda esta hierba,
Ola de agua nocturna que sostiene el espacio
Como vaso de un ‘bon vino’.
En tanto, nosotros nos tornamos tan desolados
Que es tan sencillo ahogarse en estas nítidas manos
Porque de noche los hombres son como las bandurrias
Con el lamento a flor de ojos.
Ojos, sangre, aves
Fondo de ojos heridos
Que surcó la muerte para amurallarse en labios.
De ellos mana saliva como un elixir de todo siglo,
Mientras en el inmenso día de la ciudad
Los espíritus no aprenden a morir.
En Prepárame, amor, para escribir el comienzo, 2007.
Fotografía: Jorge Uzon
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