sin cerveza
sin alcohol.
Supeditado al espacio
abrigado,
cobijado,
sonriendo...
no se escribe mucho,
se siente,
este estado del alma:
pleno
libre
satisfecho
liviana la consciencia,
feliz.
La risa
la sonrisa
y los caminos
que se abren
y los amaneceres lluviosos
como gotitas efervescentes
cayendo sobre mi piel
borrando todo vestigio de dolor,
revive,
se descubre
siente
y con el humo de Maullín se conserva
cada uno de sus surcos,
huellas de mi vagabundear por caminos
que algún dia soñé.
Hoy.
Hoy murió el ayer.
Hoy, es otro día,
después el anochecer.
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