(Temuco, 1969)
Mirando de soslayo, lo que se derrumba, para no
enamorarme de la fragilidad
del fraseo con que la fragilidad nos nombra silba o dibuja
mirando como quien vacila en acariciar o cortar la piel
tatuarse una cicatriz o una ola
ausentarme unos años para volver al ruedo
para decirte al oído "a tu salud, querida"
dueño de mi propio subway donde las desamparadas
de la tierra van a dormir
llorar en carros que no se detienen sino hasta llegar al
corazón. Allí instaurar
ese territorio donde la orfandad se llama amor y el amor tirita
de frío y ternura frente a la primera llovizna. No hay regreso
en esa estación de los abrazos
sólo miradas que anticipan la fragilidad, el derrumbe,
la ceniza que sucede a la fiesta y se hace la sangre del tiempo
no observar entonces, cerrar los ojos y hacer de los brazos
dos orugas
sobre una hoja que es el cuerpo.
En Sendas perdidas y encontradas, 2007.
Imagen: Jack Vettriano
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