FRONTERA SUR

Pincoyas de peceras, de Dinko Pavlov

(La Serena, 1943)







A las chicas de Café Haití



Se necesita señorita cansada
de entregar currículos,
humillada por manoseos
de seudo gerentes y viejos verdes;
agotada de revisar diarios y periódicos
con la ilusión de la pega decente,
espantada por visiones futuristas
en su barrio,
casada con el Lucho o el Jorge,
guagua por año,
chascona y maltratada.
Imprescindible buena presencia:
sonrisa permanente,
pasos cadenciosos y largos,
caderas pendulares,
obligatoria arrogancia de modelo top
y entrega imaginaria
a cada baboso que se atreva
a desnudarla a distancia
con la mirada.
Recibirá sueldo miserable,
a decir del vitalicio,
además del título bastardo:
"chica del café".
Alertas las Paolas, Patys,
Soledades o Jacques,
arranquen a tiempo
de la "pobla".








En Desde el sur del sur en sexo y negro, 1998






1 comentario:

Cleme dijo...

Demasiado triste.

¿Qué hacía el gran Dinko en ese Café?