Yo soy la Confesión
la más fiel enamorada de los gatos y los muertos
Esa hija que respeta las sonajas en los bosques
Aunque a veces quisiera
decirles la verdad:
Y hablarles del destino / inquieto / de los húngaros
de sus crías enterradas en cruces de montaña
A veces quisiera mostrarles
los lugares
precisos
de su defunción
Pero no puedo ser perversa
ni hablarles de los símbolos
ni de estacas en los dientes
Porque todo huele a carne y a caballo repatriado
Y las Yalas me despiertan el apetito del espíritu
Como un viejo lobo blanco
bajo a las tinieblas y traigo a mis mujeres
Y las huelo / y las quiero
porque aquí no hubo hombre que las llevara por la tierra.
En Las Edades del Laberinto
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