FRONTERA SUR

Mostrando entradas con la etiqueta Visitas Ilustres. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Visitas Ilustres. Mostrar todas las entradas

El poema inacabable, de Ciro Alegría

(Trujillo, 1909 - Lima, 1967)






Como el pulso en mi mano estás en mí,
como este movimiento en mi mano que ondula y mi aptitud
de ver en la mirada.

Mas te oigo con la yema de mis dedos,
y mi cuerpo es lo bronco en el dúo arterial de nuestros cuerpos.

Yo dejé mi pasado entre cactus y cerros magueyes de angustia
y ahora estoy aquí- rendido- igual que un animal extraño.

¿Y tú? Si pudiera decirlo yo diría que vienes
como pulpa de noche, agitada por raras convulsiones eléctricas.

Y ahora, ambos a dos, aquí, en la palma de Dios
o solamente en la
quiromántica palma de la Vida.

Ambos a dos, aquí, abrochados de angustia por espacios ignotos
donde en el fondo, acaso, están llorando niños.

Ya no contamos nada. Ni siquiera alegrias ni lágrimas.
Es una queja alegre ésta del "da y toma" de las mayores ansias.

Yo voy a ti, pirata.
Y ven tú a mí, saquéame!...
...hasta la fiebre y el cansancio y la desesperación y
la caída.
Naufragamos en islas de soledad.
Perdidos, sordos y yertos al clamor lejano,
estiramos los brazos vanamente, tratando de encontrarnos...






En Índice de la poesía peruana contemporánea, 1938




Pesares de primavera, de Wang Seng-Ju

(465-522, d.C)









Las cuatro estaciones como agua de torrente
pasan veloces corriendo en círculo.
Las aves nocturnas corean el abandono,
los destellos del alba brillan radiantes.
Me aburre ver al capullo volverse fruto,
vi demasiados retoños convertirse en bambú.
Diez mil leguas sin noticias ni cartas,
diez años de dormir separados.
El peso de la pena aplasta mi cabello perfumado,
el llanto prolongado arruina mis bellos ojos.
Te fuiste a vivir a Yükuan,
yo me quedé a vivir en Hanku.
Sólo veo esta habitación mohosa
que parece la cueva de una araña.
Brindo con mi reflejo en la noche solitaria
y persigo mi propia sombra .
He cambiado mi cama de marfil por el fieltro
y el bambú,
reemplacé los vestidos de seda por ropas de lino.
Aunque el viento y la escarcha puedan ir y venir,
viviré sola, te seguiré siendo fiel.








Traducción de Ruth Berg











Fotografía: Héctor González de Cunco










Acerca del país de donde venimos, de Ana Blandiana

(Rumania, 1942)








Les voy a hablar acerca del país
De donde venimos.
Yo vengo del país del verano,
Una patria frágil
A la que una hoja, al caer,
Podría extinguirla,
Donde el cielo está tan cargado de estrellas
Que se inclina, a veces, hasta el suelo
Y si te acercas oyes como la hierba
Hace cosquillas a las estrellas que ríen,
Y hay tantas flores
Que te duelen los ojos,
Deslumbrados con el sol,
Y soles hay tantos que cuelgan
De cada árbol;
En donde vengo
No falta sino la muerte,
Y es tanta la felicidad
que es como para dormirse.










Versión de Sebastián Teillier









A veces, de Henrik Nordbrandt

(Copenhague, 1945)







A veces unas pocas cosas nos hacen felices
sin motivo:
El abollado pozal de hojalata en plena lluvia primaveral
bajo el cerezo en flor
justo antes de que comience a clarear.
O las botellas de vino tinto
que tiramos por la ventana anoche en la borrachera
justo después de...
Y a veces las mismas cosas nos hacen infelices
por el mismo motivo.







Sur


Tango, canta Edmundo Rivero









San Juan y Boedo antigua y todo el cielo
Pompeya y más allá la inundación
Tu melena de novia en el recuerdo
y tu nombre flotando en el adiós
La esquina del herrero, barro y pampa;
tu casa, tu vereda y el zanjón,
y un perfume de yuyos y de alfalfa
que me llena de nuevo el corazón

Sur, paredón y después
Sur,
una luz de almacén
Ya nunca me verás como me vieras,
recostado en la vidriera,
esperándote
Ya nunca alumbraré con las estrellas
nuestra marcha sin querellas
por las noches de Pompeya
Las calles y la luna suburbana
y mi amor en tu ventana
Todo ha muerto, ya lo sé

San Juan y Boedo antigua, cielo perdido
Pompeya, y al llegar al terraplén,
tus veinte años temblando de cariño
bajo el beso que entonces te robé
Nostalgia de las cosas que han pasado
arena que la vida se llevó
Pesadumbre de barrios que han cambiado
y amargura del sueño que murió.





Letra: Homero Manzi
Música: Aníbal Troilo
Año: 1948