Puerto Montt está temblando
con un encono profundo
es un acabo de mundo
lo que yo estoy presenciando
a Dios le voy preguntando
con voz que es como un bramido
por qué mandó este castigo
responde con elocuencia
se me acabó la paciencia
y hay que limpiar este trigo.
Se me borró el pensamiento
mis ojos no son los míos
puedo perder el sentío
de un momento a otro momento
mi confusión va en aumento
soy una pobre alma en pena
ni la más pura cadena
me hubiera afligido tanto
ni el mayor de los espantos
congela así las venas.
Estaba en el dormitorio
de un alto segundo piso
cuando principia el granizo
de aquel feroz purgatorio
espejos y lavatorios
descienden por las paredes.
Señor, acaso no puedes
calmarte por un segundo
y me responde iracundo:
pa’l tiburón son las redes.
La mar está enfurecida
la tierra está temblorosa
qué vida tan rencorosa
lo trajo la atardecida
con una angustia crecida
le estoy pidiendo al Señor
que detenga su rencor
tan sólo por un minuto
es un peligro este luto
p’al alma y el corazón.
En el disco Toda Violeta Parra, 1960.
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