Y hoy vienen a renacer de mí mis muertos
que no ven que es proceso literario y fiestas comunitarias.
Y hoy vienen a renacer de mí mis muertos mis queridos muertos
bailando en la autopista repavimentada de mi corazón
de ver que también callo y leo y callo de previo acuerdo notarial.
Las fracturas en los huesos del alma cunden dolor
y son basura en un bello parque de cualquier ciudad capital de occidente,
y salen los tranvías llenos de hermanos,
en el aeropuerto esperan nerviosismos mis hermanos.
Y ahora vienen a confundirme los terminales,
los líos, y las puertas de pino oregón
con que yo y la muerte nos aproximamos de manera exquisita
por Dios que me da miedo dormirme sin marihuana en la sangre,
y de salir a la calle habría un despejo del cielo en el cielo del minimarket,
un encendedor color naranja, una barra de chocolates
e iniciamos viaje al fondo de la tierra en las orejas
por paladas de obreros valientes y mala educación,
y pésimas compañías y los líos y la puerta de pino oregón
que impide pasar con normalidad a la otra clase social perritos.
En Acapulco estaríamos leyendo las memorias de Bolaño
tres veces menciona a Chile
la primera en la ducha
la segunda preparándose un sándwich de atún
y la última en los ojos profundísimos y morenos de mi Madre
trabajando en distinguir el cedrón de la ruda.
Y hoy vienen a renacer de mí, mis muertos
justo ahora que aterrizó el rostro más bello en mis pulsaciones rockeras,
ahora que la abrazo en todo lo que digo,
justo ahora que vi morir la noche en paz.
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