La oscuridad se estira en las montañas.
Más alta aún, más alta, hasta romper el cielo
la noche cava
el sideral abismo. Todavía más alta
hunde el puño en las rocas planetarias.
Y más y más arriba busca oscuros desiertos
de vasta eternidad, y golpea en la casa
y en las murallas
del mundo. Y se acercan los pasos que te llevan
a despertar. ¡Despierta! Las campanas
están naciendo solas, las manos arrebatan
astillas de la noche. ¡Vas a nacer! Se llaga
súbitamente el cielo de claridad. Avanza
todo el viento de luz y destella
sobre las piedras. ¡Arriba! ¡Vas a nacer! ¡Ya llega
la madrugada!
En Poesía Chilena (1960-1965)
Ediciones Trilce, 1966
1 comentario:
bellísimo poema, lleno de luz y buenaesencia. casi nos deja con optimismo y esperanza.
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