Yo soy la que camina y no camina,
nube y relámpago en letras campesinas
con el viento y con historia, lujosa
por su polvo y la luz de la playa;
ribera en lontananza apretujada,
palabra y corazón abierto en sus leyendas.
Soy ébano y marfil, laguna y césped,
vértigo en el tamiz de noches pálidas;
sonámbula visión de roca en roca.
Yo soy la voz extraña, mensajera,
pensamiento inconcluso cada tarde,
candil en el estuario de mis cuitas.
Yo soy un vendaval que no estremece
la siembra de cristal de mis impulsos
vestidos con un tul de luces raras.
El viento hace crujir mis ilusiones
con el pulso ondulante de las nieves
que encierran el gemir de mis pasiones.
De ardiente porvenir mi tierra yerma
se abate en el olimpo de mis ruegos
al conjuro de lágrimas y orgullo.
En cadena de circes emiten resplandores
las promesas del día que termina
con el lente gorjeo de mi sangre.
En El altar de mi alma, 1994
Fotografía: Huipil de tapar, Mariana Yampolsky
Yo soy, de María Olga Mansilla
(Puerto Montt, s/a.ref )
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