FRONTERA SUR

Estas son las mañanitas, de Guillermo Riedemann

(Reumén, 1956)






Te regalo una manzana de reumén
Una perdiz que salta en el potrero
Un poquito de musgo del bosque
Te regalo el cerezo al que me trepaba cada tarde
Te regalo una honda y un puñado de piedrecitas
Te regalo un nido lleno de huevos
Un avellano una rama de maqui
Que te deje la boquita negra.
Te regalo una madrugada entre el barro y la escarcha
Con establos y vacas y tarros de leche humeando
Te regalo una enfardadora
Un mediodía de trilla y de sol
Te regalo una liebre asustada
Te regalo una pichanga con los campesinos sin zapatos
Te regalo un caballo sin montura.
Te regalo una estación de trenes
Un castillo de madera en antilhue
Una locomotora a vapor entrando a un túnel
Te regalo un canasto con tortillas de rescoldo
Te regalo un puente y un río
Y un tren llegando a Temuco al anochecer.
Te regalo un cerro abrigado de árboles verdes
Y pájaros chercanes lloicas tordos y zorzales
Te regalo un perro que va solo por la calle
Un patio de manzanos y pasto más alto que un niño.
Te regalo una chimenea ardiendo en el invierno
Te regalo un libro de Miguel Strogoff
Te regalo el olor a trenes que traía
Mi padre pegado en los ojos
Te regalo un pelota de fútbol
Una puerta por la que no entraba nadie.
Te regalo un pajarito que se escondió del viento
En el cañon de la estufa
Te regalo ese viento
Te regalo una noche de tormenta
Y el libro todo el amor de neruda
Te regalo una guitarra
Te regalo un tren detenido bajo la lluvia en Dichato.
Te regalo las obras completas de Miguel Hernández
Mi admiración por el Ché
Mi admiración por los agujereados a balazos
Te regalo una casa en Colón Oriente
Te regalo el pedazo de pan que mi hermano
Traía en un bolsillo al salir de prisión.
Te regalo un cuaderno de poemas
La palabra ternura la palabra libertad
Te regalo un día mirando el mar en Isla Negra.
Te regalo la luna que habrás mirado
Pensando en alguien que pensaba en ti
Mientras miraba la luna
Te regalo lo imposible para que sea posible
Te regalo los ojos y las hojas y los pájaros
Que aletean felices cuando nos besamos
Te regalo un sueño que tuve
Era de todos el país te hacía el amor
Y la vida tenía sentido.








Fotografía: Héctor González de Cunco






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