pero lo que dejo a mi paso lo soñado
que ha caído en mis manos para parirlo
extiende solo sus ramas hacia el cielo
hacia lo hondo alto que se cuela durante el camino
y sus lentas raíces hacia lo primitivo
los oscuros miedos de la tierra que me transporta
valiente en las alturas mientras mis pies tiemblan.
silenciosas ocultas inútilmente en el óxido
desoyendo las puertas golpeadas con angustia
los gritos de las caravanas que vienen ansiosas
persiguiendo umbrales que moran vírgenes
bajo el amparo apretado de las bisagras
y yo por ahí cerca llorando o riendo
qué importa si al fin todo es camino
todo flamígero desde la semilla hasta la ceniza
y yo por ahí evitando las antesalas
invadiendo la vida en sus desnudos terrenos
descifrando sus ambiguas confesiones
y yo por ahí burlándome de las ociosas bisagras
de su muerte encadenada a las puertas cerradas
mientras encuentro ventanas grietas túneles
y yo por ahí saltando del amanecer al crepúsculo
segundo tras segundo olvidando las muertes
olvidando las obsoletas puertas.
en este parpadeo que me ciega y se va con su
sombra
en este teclear torpe de mis dedos con que
manifiesto
esto fugitivo que recojo por las calles
esto encontrado que se eterniza solo
esto construido para el ahora que se hace semilla.
y si vinieran a decirme que he muerto
diré No importa, traté de hacer lo que pude
y mañana mi esqueleto buscará la tierra.
1 comentario:
Una generación más que representativa de nuestra poesía austral, gracias por hacer este trabajo valiosísimo
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